Había una vez,

en las afueras de un pueblo Castellano

unos agricultores que cultivaban el grano

Entre sus labores estaba la de trillar el trigo

por ello llevaban unos burros consigo

Los burros trabajaban sin parar

hasta que por fin podían descansar

En la Ribera del rio Arandilla

había una aldea tranquilla

donde los campesinos se relajaban

y los burros rebuznaban

A los agricultores el ruido les parecía un canto divino

cabe pensar que fue debido al vino

Y mientras los burros descansaban cantando

las mujeres de los campesinos esperaban rezando

a que sus maridos volvieran antes del anochecer

sin haberse pasado con el beber.

Este pequeño relato revela el origen del titular

es el nombre del lugar

donde se hace el vino cuya degustación

no solo facilita su pronunciación

también deja en evidencia

un vino de excelencia